“El diablo tiene su casa, su casa está en la ciudad de Oruro”, aseveró el canciller de Bolivia, David Choquehuanca, en referencia a la controversia que generó la miss Perú, Karen Schwarz, al emplear un traje de la diablada en el certamen internacional que se desarrolla en las Bahamas. Choquehuanca recordó que la mencionada danza fue reconocida en el catálogo del Carnaval de Oruro, que tiene el rango de Patrimonio de la Humanidad en la UNESCO desde 2001, y no quiso ahondar más en este asunto.
Las declaraciones las efectuó durante una rueda de prensa tras su participación en una de las sesiones de la XIV Reunión Extraordinaria del Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores. “Invito a todos —dijo el Canciller— a conocer Oruro y su Carnaval”.
EL ANGEL: El bien • En la diablada boliviana, el arcángel Miguel tiene el traje más vistoso y una careta con rasgos exagerados, como los ojos saltones. Éste impide que el mal se apodere de la población y, una vez que vence, conduce a los diablos hacia el templo del Socavón. Su traje está inspirado en la imagen del arcángel colonial que llevaba armadura del soldado romano.
LA DIABLEZA: La debilidad • Ésta es una innovación propia de la diablada boliviana. Fue creada en la década de los 90 y representa a aquella jovencita que fue seducida por el mal. Tiene un traje muy parecido al del diablo: el pollerín de cinco hojas, una pechera pequeña y una faja de monedas. Su estilo coreográfico se basa en giros y movimientos sensuales.
EL OSO: Figura decorativa • Ésta es una representación del jucumari, también conocido como el oso andino, propio de la región boliviana. Este personaje es una figura decorativa. No cumple una función dentro del relato de la lucha entre el bien y el mal. En principio, el oso era café y su careta era más pequeña. Con el tiempo fue cambiando de color. Tradicionalmente se interpreta que el oso encabeza la fraternidad para abrir paso, en una especie de simbologìa; lo cierto es que hoy en dìa es una de las figuras que hace deleite en el público por la vistosidad y lujo en los trajes y en algunos casos sus acrobacias, tal el caso de la Diablada Ferroviaria donde sus osos ingresan en monociclos, característica única.
LA CHINA: La tentación • Este personaje representa a la mujer diablo. Es la encarnación femenina del mal, quien tienta al arcángel Miguel y a los espíritus buenos con sus movimientos sensuales. Su representación en la diablada boliviana está inspirada en la chola orureña de antaño. Viste una pollera, una blusa y una capa corta que está bordada.
EL CONDOR: La plaga • Este personaje representa a una de las plagas que acecharon a las culturas del altiplano boliviano, de acuerdo con la leyenda. Su presencia en la diablada marca los límites espaciales entre los danzarines. En cada fraternidad se presentan uno o dos de estos personajes, los que anuncian al público la llegada de la danza.
LUCIFER: Guía de los diablos • Lucifer representa al ángel soberbio que se rebeló contra Dios. En su representación en la diablada de Bolivia, éste lleva un pollerín de tres hojas, una corona en la parte superior de la máscara, una capa bordada y un cetro. En Oruro se lo conoce como ñaupa diablo. En la danza también existe Satanás, que lleva una faja menos vistosa.
HISTORIA DE LA DANZA Y LA INFLUENCIA ESPAÑOLA EN EL VIRREINATO
La Diablada nace en el Virreinato del Perú a mediados del Siglo XVI en Oruro, actualmente, Bolivia. La danza escenifica la lucha entre el bien y el mal, el choque de dos culturas. En 1550, al celebrarse la boda de unos nobles españoles en la región se representó una ‘farsa’ en la que un grupo de diablos, con Lucifer como líder, actúan en una lucha coreográfica y verbal contra una banda alada de ángeles dirigidos por el arcángel San Gabriel, quienes al final logran imponerse y desterrar al submundo a los diablos.
Desde entonces nació el popular baile que según afirman muchos cronistas fue creado por un grupo de sacerdotes para dar catequesis a los indígenas de la zona altiplánica. La Diablada representa el sincretismo que busca unir dos culturas distintas, en este caso la indígena con la española. Se mezclan los ritmos y la cosmovisión andina del mundo. En la Colonia, cuando todo aquél que no fuese católico era sentenciado a la hoguera, La Diablada dejó de practicarse sin que los españoles pudiesen entender el aspecto filosófico de la danza.
La Diablada orureña mezcla las referencias cristianas con tales que evocan deidades y figuras del ámbito minero de la zona.
En 1890, el párroco de Paria, población cercana a la ciudad de Oruro, José Soria, con la colaboración de Daniel Valda, teatralizó la batalla entre el cielo y el infierno relatada en la Biblia. Ese mismo año los hermanos Hermógenes y Santiago Nicolás hicieron las primeras máscaras de diablo tal y como se conocen hoy en día.
Después de la independencia, La Diablada renació como un acto de los pobladores dedicados al ganado y a explotar las minas. Ahora es el acto central de las festividades que se realizan cada febrero en el festival de la Virgen de la Candelaria, conocida en el mundo andino como Mama Pacha, en el cual se hace un pago a la tierra.
A partir de finales del Siglo XIX se establece como elemento central de la celebración religiosa de la Virgen de la Candelaria en la ciudad de Oruro en coincidencia con la época de Carnaval. Posteriormente su práctica se propagó a otras ciudades andinas (La Paz, Potosí, Cochabamba, Puno, etc.)
El año 2004, el Comité de Etnografía y Folklore de Oruro, descubrió la relación de las obras musicales utilizadas por los diablos, con estructuras típicamente "barrocas"; que se alimentaron el Siglo XIX con la llegada de marchas militares francesas o napoleónicas.
Así se difundió la teoría de que La Diablada nació por influencia de una danza española llamada Balls Des Diables, (citada ya por la investigadora Julia Elena Fortún) que contenía en su representación arcángeles y diablos. Esta danza, transformada por los habitantes de la ciudad de Oruro fue practicada con mayor frecuencia tras el descubrimiento en el Siglo XIX de la milagrosa imagen de la Virgen de la Candelaria, en la habitación del famoso ladrón Nina Nina (Oruro).
No se debe confundir las danzas chilenas traídas por emigrantes bolivianos alrededor del año 1990, con el fin de expandir los limites culturales bolivianos, celebrados en los festivales de Arica e Iquique.
La Diablada se baila en grupo de dos filas, a los acordes de una banda de músicos, en la ejecución de la danza los danzarines se desplazan con bastante agilidad, dando espectaculares saltos, movimientos feroces, lanzando sordos gruñidos y carcajadas infernales.
Para el hombre de los Andes desde el comienzo existieron seres espirituales de naturaleza maligna, que no eran odiados, sino respetados. Este es el caso de Supay que era un pequeño dios solitario y destructor, al que rendían culto temerosos porque desde sus alforjas derramaba la inmensa variedad de males que conoce el mundo, que cruzaba cual vagabundo despojado, ya de su flauta que tiempo atrás solía tañer con arte encantador para su padre el Sol.
Un día, cuando ya vinieron los españoles con su diablo, éste le preguntó a Supay: ¿Quién eres? Supay, ¿y tú quién eres? Yo soy Satanás. Una vez vencidos los indios, Satanás le invitó a Supay a irse con él para que le enseñara muchas cosas. Pero, Supay no quiso y prefirió quedarse con los indios: "... y huyó para esconderse en las quiebras de las montañas y en las rocas... y sólo reaparece para ayudar a sus antiguas víctimas, ahora es él quien cuida de las llamas de las vacas, de los asnos cuando están en peligro.
Es él quien libra a los indios de las enfermedades, quien enjuga sus lágrimas. Es él quien, bajo el nombre de Tío, ayuda a sus sobrinos los mineros". Al identificarse la mina con la imagen de la Virgen del Socavón se produce un extraño sincretismo, surgiendo la danza de La Diablada, mezcla de ángeles y demonios que coexisten en una continua lucha donde se hacen sutiles y difusas las líneas que diferencian el bien y el mal.
El obrero que trabaja en las minas, compara ese mundo con el infierno descrito por Dante Alighieri en la Divina Comedia, esas entrañas es el reino de genio del mal, donde reina Satanás, al lado de la diablesa y su corte infernal de diablos, así el trabajador en peligro invoca una plegaria a María Santísima, para que lo proteja del genio del mal, y cuando se siente alejado del mal le expresa su reconocimiento con la danza grotesca del averno. Es así como tiene origen La Diablada.
APUNTES PARA ENTENDER UNA DISPUTA CULTURAL INTERNACIONAL
Los demonios, que figuran raramente en las pinturas, participan en las danzas tradicionales. Tal es el caso de la Diablada de Oruro, La Paz y Puno. Originalmente, esta danza era una pieza de teatro alegórica y religiosa, que representaba los siete pecados capitales derrotados por San Miguel.
Un manuscrito del obispo Martínez Trujillo*, conservado en Trujillo, constituye la más antigua referencia de esta danza.
Las fronteras actuales que delimitan territorios de los estados modernos, particularmente en el cono Sur del continente americano, son trazos imaginarios que no existen realmente en los mapas vivenciales e históricos de las culturas, en este caso, andinas pre hispánicas.
Empero, una anotación es importante y vital para comprender el tema de la disputa “nacionalista” de La Diablada, que ha salido a luz por una elección de Miss Universo, en la cual, la representante peruana ha expuesto formalmente, como un patrimonio cultural peruano, la identidad folklórica y cultural de “La Diablada”; es una manifestación cultural que trasciende los límites coreográficos y musicales para convertirse en un elemento de identidad regional, dentro de las delimitaciones cartográficas heredadas desde la Colonia: Oruro, Bolivia.
La vecindad entre países ha hecho que surjan no pocas confrontaciones nacionalistas respecto al origen y a la práctica de algunas danzas a ambos lados de la imaginaria frontera. Este problema también se presenta con la región nortina de Chile (que fue peruana antes de la infausta guerra de 1879-84), donde tiene bastante arraigo la Fiesta de la Tirana. En ella se ejecutan varias danzas altiplánicas, sobretodo, La Diablada.
Historia geopolítica
El altiplano de la meseta del Collao ha tenido intensos procesos históricos en los que la presencia del lago Titicaca, el Lago Sagrado, ha sido decisiva, tanto en lo económico como en lo cultural. Este lago, ubicado a unos 3,800 msnm, es compartido en la actualidad por dos naciones hermanas: Perú y Bolivia. Las imaginarias líneas fronterizas no han impedido que persistan las ancestrales dinámicas sociales propias del pueblo colla (quechua-aymara) que trascienden hasta Chile y el NOA Argentino, sobretodo, a nivel del intercambio comercial y de flujos migratorios.
En el aspecto cultural se presentan peculiaridades marcadas por la historia política de las naciones: las características de la centralidad político-cultural boliviana asentada en La Paz, han hecho que en Bolivia, el legado colla sea más reivindicado, reflejándose en las últimas décadas en el fortalecimiento, rescate o resemantización de fiestas folklóricas que sirven para afirmar identidades (a nivel local y nacional) que han sido legitimadas en la narrativa nacional. Las más espectaculares son el Carnaval de Oruro, y la Entrada del Gran Poder en La Paz.
En la parte peruana, en cambio, la centralidad político-cultural ha estado en la costa, principalmente en Lima, y eso ha hecho que el Sur andino, formado por departamentos profundamente indígenas y mestizos (como Puno) fueran periféricos, históricamente postergados en lo político, económico y social.
Acá radica un componente fundamental de la polémica: mientras que en el Perú, los simbólicos relacionados con la identidad nacional de Estado, han postergado o abandonado el empoderamiento cultural de elementos culturales históricos como el de La Diablada; en Oruro y Bolivia, ese alucinante componente cultural ha sido entronizado, a lo largo de la historia republicana, como un elemento, no solamente decorativo, sino como un componente fundamental de la identidad nacional. De La Diablada, Bolivia hizo un monumento gigante de la cultura universal, de la simbiosis de culturas, del sincretismo imaginario, del simbolismo de la historia. En el Perú, los diablos fueron periféricos en la identidad cultural del Estado.
Origen de la danza
La figura del diablo como símbolo arquetípico del mal llegó con los conquistadores españoles en el Siglo XVI. En el pensamiento prehispánico, el antagonismo entre el bien y el mal no existía, pues según el principio dual, todas las deidades portaban un componente positivo y negativo al mismo tiempo. Los evangelizadores y extirpadores de idolatrías identificaron como diabólicos a los dioses andinos (despojándolos de sus significados originales) para así justificar su estigmatización y destrucción.
Todas las huacas (adoratorios) eran diabólicas, pero Supay descolló como el espíritu elegido para personificar al cornúpeta. Duviols dice: “claro está que la elección fue completamente arbitraria si se da crédito a la definición más antigua de Zupay, la que ofrece Domingo de Santo Tomás en su Lexicón (1560): Ángel bueno o malo, demonio o trasgo de casa…" .
Debemos decir entonces que la concepción colonial del Supay es mestiza, y es con ella que se construye el corpus simbólico de la danza de La Diablada altiplánica. Esta es una danza urbano-mestiza, y expresa un profundo sincretismo entre los símbolos religiosos católicos e indígenas. De carácter colectivo, inicialmente la ejecutaban sólo hombres. Desde hace poco más de 55 años comenzaron a incorporase mujeres (como chinas-diablas, chinas y mamachas). De acuerdo a Julia Elena Fortún (reconocida investigadora boliviana), es una danza de salto, extrovertida, a diferencia de las danzas autóctonas, que son cerradas y cuyos pasos son más “de tierra”.
En Bolivia hay mayor consenso sobre el origen orureño. Una de las tesis más aceptadas es que “se ejecutó por primera vez en Oruro en 1789, según anota Julia Elena Fortún, basada en un dato del presbítero Eleuterio Villaroel consignado en Origen del Culto de la Virgen del Socavón” (Cuentas O., p. 35).
El sacerdote Eleuterio Villaroel relata que por 1879, el párroco Carlos Borromeo Mantilla recibió la confesión de un moribundo llamado Anselmo Belardino, apodado Nina Nina muy conocido por sus fechorías, quien al tratar de raptar a Lorenza Chuquiamo, fue mortalmente herido por el padre de su amada. Nina Nina, devoto de la Virgen de la Candelaria, antes de expirar confesó todas sus malas acciones, declarando haber sido socorrido por una hermosa joven vestida de negro, parecida a la Virgen a la que prendía dos cirios en un paraje en lo alto del cerro Pie de Gallo.
Influencia autóctona
Una leyenda andina cuenta que Wari, el dios del fuego subterráneo, se da cuenta que los Urus empiezan a adorar al dios Pachacamac. Wari decide brillar más que el Sol y luego enamora a una ñusta Uru llamada Aurora, hija del Sol. La ñusta lo rechaza y combate todas las plagas que Huari le envía. Huari es enviado a las profundidades.
En base a esta leyenda, los nativos realizan una celebración.
Según la visión aymara, la danza proviene de tradiciones del tipo ceremonial, a figuras como waqas, apus, achachilas y muestran la reverencia del indígena por las figuras como el Tiw o Tío, y otras deidades menores.
Según la visión Uru, la danza proviene de una danza "Pagano-Guerrera", quienes en las épocas de cultivo, floración y cosecha, realizaban ritos de adoración a sus Waqas o ídolos emplazados en la serranía de Uru-Uru o "Donde Nace La Luz".
Los urus o uros, fueron sometidos por los aymaras, como más tarde lo fueron por los quechuas.
En los primeros años de la Colonia, los españoles recogieron esta manifestación religiosa (no danza) para convertirla en una danza "pagano-religiosa" y trasformar la "danza de los diablos" o Diablada.
La Diablada y la complementariedad
La cosmovisión indígena del mundo andino ligada a la complementariedad de fuerzas opuestas está representada en la danza de La Diablada, según el antropólogo José Antonio Rocha.
El especialista señala que en la danza intervienen concepciones como las del Janaj Pacha (mundo de arriba), Kay Pacha (mundo de aquí) y Ukhu pacha (mundo de abajo).
“Si se analiza el mito de Huari, que da origen al Carnaval de Oruro, la figura central es el dios Huari, que es condenado, al perder con su legión de insectos, un sapo y un lagarto. Huari, después de haber perdido frente a la Ñusta, que es la Virgen María, es condenado a vivir en las profundidades. Más tarde esta deidad que vive en las profundidades es asociada con el Tío de la mina. Y las representaciones del Tío de la mina, de acuerdo a muchas fotos y grabados son, en realidad, las del diablo”, explica Rocha.
Sostiene que hay una relación muy estrecha de la cosmovisión y cosmología indígenas, al concebir mediante este mito el cosmos en sus tres estamentos, lo cual es representado en La Diablada.
“Para los indígenas andinos no existe una separación absoluta entre el bien y el mal. No hay un bien ni un mal absolutos, sino que son diferentes dimensiones de la misma realidad, que pueden ser explicados a través de la luz y claridad, por un lado, y de la oscuridad y el engaño, por el otro. No se puede decir que hay una identidad separada y sin que esté en contacto con la otra”, agrega.
En este marco, afirma que se puede interpretar que La Diablada rinde culto a la complementariedad de fuerzas, y no sólo en dimensiones trascendentales.
“Esto aparece también en la dimensión social con la complementariedad de lo masculino y lo femenino. No se puede, por ejemplo, imaginar La Diablada sin su china supay. Pero, además está la dimensión territorial, ya que se presenta al mundo de aquí totalmente interrelacionado con el mundo de abajo donde mora Huari”, acota, puntualizando que hay varias otras dimensiones de interrelación y siempre una línea de complementariedad.
En la indumentaria de la danza de La Diablada Rocha observa una simbiosis de elementos traídos por la Iglesia en tiempos de la Colonia, así como otros elementos indígenas, en una mezcla que se da “en todos los fenómenos culturales”.
Rocha puntualiza que, de acuerdo a estudios etno-históricos, se puede concluir que La Diablada, territorialmente hablando, surgió en el actual suelo boliviano, específicamente en el departamento de Oruro.
“Sin embargo, seríamos muy chauvinistas si diríamos que La Diablada sólo es de Bolivia. Hay que pensar en una dimensión andina y esto también incluye a países como Perú y Ecuador”, sostiene.
Explica que, durante la época de la Colonia, históricamente existió una amplia relación entre indígenas de los territorios peruanos y bolivianos, debido a que varios grupos de los primeros llegaron hasta las minas para trabajar en esos espacios.
“Hay datos históricos de trabajadores cusqueños (peruanos), que han venido a las minas de Oruro y Potosí. Se puede decir que ellos han aprendido y asumido la representación de La Diablada y la han reinterpretado. Por otro lado, hasta hoy se baila Diablada en la región aymara chilena, aunque con otros rasgos (...) Hay que pensar en una dimensión mucho más dinámica en relación a La Diablada; pero la etno-historia nos hace establecer que primero en Oruro se ha dado la evangelización y la representación de La Diablada, a través de los autos sacramentales, esto es que los sacerdotes y misioneros utilizaban danzas para poder explicar mejor la idea del bien y del mal. A eso se llama auto sacramental y eran unas representaciones en los atrios de las iglesias para que los que iban a ser evangelizados y catequizados reciban con claridad el mensaje del cristianismo”, finaliza.
SIMBIOSIS QUE DIO ORIGEN A LA CONTROVERSIA POR LA VESTIMENTA DE UNA MISS DIABLA
La reciente polémica con la República del Perú, por el uso indebido del traje que su representante Karen Schwarz decidió presentarlo en el concurso de Miss Universo, ha provocado un intercambio de notas y opiniones sobre una propiedad que tiene reconocimiento universal y que esta refrendada en la designación del Carnaval de Oruro, como: “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, título conferido después de un análisis y estudio, que se hizo a todos los documentos, y registros de audio e imagen, que presentó el Gobierno, ante los requerimientos de una entidad de gran prestigio en el ámbito cultural como es la UNESCO.
Los desentendimientos políticos de dos gobernantes, que están de paso, en sus funciones, no deben, ni pueden atentar con la identidad cultural de dos naciones, que tienen distintas características culturales, y que es bueno analizarlas.
En el origen y evolución de un hecho tradicional, ésta debe tener los fundamentos que exige el termino Folklore, vocablo inglés de dos sustantivos “Folk” que significa gente, pueblo y “Lore”, conocimiento, saber; esta ciencia que estudia un hecho folklórico, desde 1846 cuando fue dado a conocer, tiene una serie de factores que señala esta disciplina como un conjunto de valores culturales que son: la tradicionalidad – el anonimato - la popularidad – la funcionalidad - la plasticidad y la ubicalidad; estas consideraciones nos dan el sustento necesarios para exigir que un hecho folklórico ancestral, está basada en la tradición, el anonimato, la popularidad, y la ubicalidad, las mismas que no requieren de minuciosos documentos, por ser parte de la tradición milenaria de nuestra cultura; son éstas las consideraciones, a la que se sujetan nuestras leyendas y tradiciones, y fueron éstos los factores que permitieron reconocer al Carnaval de Oruro y La Diablada, como una de las danzas de mayor sincretismo que se origina en la cultura ancestral del Alto Perú; cuya data corresponde a la fundación de La Real Villa de San Felipe de Austria, aquel 1 de noviembre de 1606, hoy la ciudad de Oruro; en su historia, se conoce que mucho antes que llegaran los españoles, nuestros indígenas que ya explotaban las minas ubicadas en las faldas de los cerros Pie de Gallo, la Tetilla, y otras; en sus creencias, al salir de sus ayllus, imploraban la protección a la Pachamama; y al ingresar a los obscuros socavones imploraban al legendario dios de las profundidades el temible “Huari”, dueño de los parajes y de la riqueza del interior de la mina, al que también le llamaban “Tío”, a quien le ofrendaban con aguardiente y coca, para que les permita extraer sus riquezas; con la conquista, sus creencias fueron implantadas hacia la religión católica, decididos a "cristianizar" a los indios, les hacían practicar la catequesis del cristianismo contra el "paganismo" andino, pero este influjo religioso produjo un sincretismo en su convivencia, dando origen a una creencia “pagano-religiosa”, que está sustentada por Don Carlos Borromeo Mantilla, párroco de Oruro, quien dice: que en 1709, recibió la confesión de Anselmo Belarmino, alias el “Chiru Chiru”, llamado así por su ríspida cabellera, que se asemejaba al plumaje de un pájaro; éste que agonizaba por la daga clavada por el padre de la indígena Lorenza Choquiamo, a quien enamoraba, el ladrón benefactor, expuso en su confesión que era devoto de la Virgen de la Candelaria, una imagen que existía en un solar abandonado en las faldas del “Pie de Gallo”, situado en las goteras de la Villa de San Felipe, las filtraciones de copagira, habían provocado un desprendimiento en la roca que se asemejaba a una imagen de una virgen casi del tamaño natural, implorando su protección, le encendía una vela en un viejo candelabro; conocido este desenlace del famoso Chiru Chiru, los habitantes de la villa, procedieron a realizar permanentes visitas y ofrendas a la Virgen aparecida; este hecho provocó la ira del “Tío” quien ocasionaba muchos derrumbes en el interior de la mina; a fin de calmar la ira de este personaje, los mineros decidieron disfrazarse a su semejanza, se ponen dos cuernos sobre la cabeza, una máscara, que les impida ser reconocidos, por su “ñusta”- La Virgen – llevan una cola, se cubren la espalda con la pañoleta de colores que el dueño de la mina le obsequia como thinka, el primer viernes del mes de febrero, lleva un trinchete en una mano y en la otra una víbora disecada, y baila dando brincos y girando, se traslada desde la mina hacia los pies de la Virgen del Socavón. Esta manifestación popular fue creciendo a medida que el pueblo iba progresando; este primer periodo corresponde a 1606 con la fundación de la Real Villa de San Felipe Austria; hasta el segundo periodo, cuando se construye la capilla del socavón el 8 de febrero de 1881; por este año, se da a conocer el primer relato titulado “Los siete pecados capitales” y se descubre la portada de este templo donde se cita la siguiente Cuarteta:
“Tú que gimes en el crimen
Tú, te puedes aún salvar
Ven a los pies de la Virgen
Tus pecados a llorar”
Del diablo a la Diablada
La palabra Diablo proviene de la griega “Diabolos” equivalente a demonio, ángel malo, espíritu del mal, cuya morada está situada en el interior de la tierra. De Luzbel, deriva Lucifer, que fue un arcángel desertor y soberbio, separado de la misión de buscar el bien, fue reconocido como el príncipe de los diablos.
En los albores de la prehistoria humana, el Sol ha sido considerado como un dios benéfico al igual que al aire libre, y las montañas; en cambio, a la Luna diosa de la noche, se la veneraba en el interior de las cuevas y guaridas, mientras las horas del día se dedicaban al diario vivir, las de la noche eran propicio para producir hurtos, y otras violaciones, entonces se generó la creencia de que dichos actos eran inspirados por el espíritu del mal, por los seres llamados “Hijos de las Tinieblas”; este personaje que proviene de la profundidad de la tierra, habita el subsuelo, es una especie de celoso guardián del mineral que se encuentra metido en las vetas; premia o castiga; desgana o fortifica; ofrenda o quita el afán de extraer su metal. De esa simbiosis surge la danza de La Diablada, como una conjunción de arte y folklore, y de esa tradición de estirpe añeja nace la fantasía de un baile propiamente orureña La Diablada, que identifica a su pueblo minero.
La primera diablada boliviana
Así nació y se institucionalizo la simbiosis pagano-religiosa que sustenta esta tradición y el derecho universal que tenemos sobre la danza de La Diablada, organizada por un grupo de mineros; Lastimosamente de esta etapa no se guardaron documentos, sólo se hace referencia a la fundación de La Diablada Auténtica efectuada el 25 de noviembre de 1904, por el gremio de matarifes.
La danza de los diablos
Es un verdadero ballet infernal, ejecutados por diablos escapados del averno, del interior de la mina, del seno mismo de la tierra, que al compás de una banda de músicos, danzan dando brincos, saltan continuamente para no quemarse con las llamas del averno. Encabezan esta manifestación Lucifer y Satanás, junto a varias chinas supay –diablescas- que es la motivadora de la lujuria y el pecado; Después de esta comitiva, está la tropa de diablos, que ejecutando diferentes movimientos conforman interesantes figuras coreográficas, Toda la tropa está dirigida por el arcángel San Miguel, que pretende redimir de sus pecados a estos seres infernales, viste una blusa de seda blanca y una falda corta, empuñando su espada y escudo dirige a toda la tropa rumbo al santuario de la Virgen del Socavón.
El drama de la lucha entre el arcángel San Miguel y Luzbel, tiene una doble interpretación, en el sentido cristiano, donde se exponen los siete pecados capitales de la corte del "príncipe rebelde": La Soberbia, La Avaricia, La Lujuria, La Ira, La Gula, La Envidia, y La Pereza, esta personificación de los pecados se citan en el relato del escritor Rafael Ulises Peláez, estrenada en 1945; siendo el principal escenario de esta manifestación cultural, el templo de Socavón, las autoridades y sus instituciones decidieron realizar su ampliación, y en ese afán fue descubierto otra bocamina abandonada que fue habilitada como un museo, donde se puede conocer al “Tío de la Mina”, los primeros instrumentos y herramientas utilizadas por los mineros en su trabajo de explotación. Esta remodelación tuvo lugar durante la dirección del R.P. Alfonso Magsinani Regente de la Comunidad Religiosa “Siervos de María” entre 1986, y concluida el año 2000.
Los Urus, el sapo, las hormigas, la víbora, la mina y el Tío
Quwak y Wari, prístinos dioses del otrora extenso pueblo Uru. Divinidades pervivientes. Deidades diutunas, resucitadas, año tras año, tal vez un tanto desvainadas por el tiempo desfiguradas por la misma plasticidad dinámica del mito, en el carnaval de Oruro.
Quwak y Wari, dioses afortunados, que sobrevivieron a los embates de aymaras, quechuas y españoles. Dioses vivos en el corazón de un pueblo que ya no los recuerda, pero los preside; o los ve transfigurados, por obra y gracia del sincretismo -¿o será, más bien, de la simbiosis?- transcultural.
A su arribo a tierras andinas, ¿encontró el diablo europeo algunas entidades iguales a él? No, pero trabó conocimiento de varios conspicuos sosias.
Al llegar el demonio europeo a las montañas andinas, seguramente encontró cómodo hospedaje, en virtud de las deidades “chtonicas” autóctonas tuvieron, desde antiguo, su propio sombrío inferior:
“Estos (los Auca Runa) sabían muy claramente del infierno por que lo llamaban ucu pacha supaypa uacin (en lugar interior, la casa del demonio). Y por ese se enterraban sus comidas...” (Guamán Poma 1980).
Hay arquetipos que parecen ser, indiscutiblemente universales.
De acuerdo a blas Valera “Illa Tece Viracocha”, experimentó como en el Dios del Antiguo Testamento, la rebelión de sus propias criaturas. De los seres invisibles creados por el dios andino, le permanecieron fieles “Huaminca”. Los rebeldes a su creador fueron los Supay, que significa “adversario maligno”; palabras que nos recuerdan la manera -una de tantas- con que se hace referencia al diablo. Los “Huaminca” eran objeto de adoración; los Supay, no.
Durante la colonia, indígenas, advirtiendo que Supay era la Waqa más encordonadamente perseguida por los extirpadores de idolatrías, en medio de su postración y avasallamiento, vieron un aliado en él. Si era enemigo de sus enemigos, era pues, un amigo. Así nació el culto al Supay, como dios benefactor, protector y dispensador de riquezas para la raza vencida.
Según el cronista Collavino, el Inca Kapac Yupanqui hizo algunos reproches a la waqa, lo que no obstó para las waqas se mostrasen solicitadas y generosas con él, revelándole la existencia de infinidad de minas de oro y plata, según esta noticia:
“Y este dicho Inca Mando descubrir todas las minas de oro y plata, azoque, limpi (lacre), ychima (un colorante), cobre, estaño y de todos los colores. Dizen que a este dicho Inga les enseña los demonios por donde lo supo todo” (Guaman Poma 1980).
Si estamos a lo que hemos visto, podemos pensar, sin temor a hierro alguno, que las waqas, estaban, ya en épocas prehispánicas, asociadas a las minas y a la revelación de éstas. Principalmente Supay, que empezaba a prefigurar al “Tío”.
En el ámbito del pensamiento andino, el cosmos es un ser vivo en su totalidad. Una suerte de organismo que nutre y necesita ser nutrido. Entre hombres dioses y naturaleza (también divinizada). La ch’alla, donde se brinda coca y alcohol, especialmente, es una forma de nutrir a la tierra (pachamama) o a la mina (Quya, Supay, el “Tío”). Es sabido entre los mineros, que cuando se da principio a la explotación de un filón, prescindiendo de los rituales debidos, las muertes entre ellos no tardan en suceder. La mina cuando no es nutrida sabe cobrarse lo suyo:
“De todo enfermo que fallecía y de cuya dolencia no podían darse cuenta decían que la tierra se lo había comido, y para evitar más víctimas le hacían muchas ofrendas” (Paredes;1971).
¿Quienes son estos dioses? Hagamos, ahora algo así como una teogonía:
• En un principio fue Wari que cruzaba las llanuras infinitas y las cordilleras bravías con sus arrías de vicuñas, llevando oro y plata a las montañas metalíferas.
• Después fue Supay, quien prodigaba las riquezas a unos, arrebatándolos a otros. En lugar de talegos, para transportar minerales, Supay se vale de sapos; y de serpientes, en vez de cuerdas. Sus arrías están formadas como en el caso anterior, por vicuñas.
• Los mineros de hoy hablan del diablo, o el “Tío” como conductor de los metales preciosos:
“Dicen los indios(...) que Supay, espíritu del mal, es el mismo ‘Tío’ en las minas; que trabaja en forma intangible, ya como bajador cumiri, acumulando todas las noches, incesantemente, grandes cantidades de mineral para que no se agoten las riquezas (Terán;1943).
Fuente: La serranía sagrada de los Urus por Carlos Condarco Santillán. By Alfredo Soliz Bejar
HISTORIA DE LA DIABLADA: LOS ÁNGELES Y DEMONIOS DE PUNO
Talleres de periodismo escrito de la escuela de ciencias de la comunicacion de la Universidad San Martín de Porres (Perú)
Es imposible estar en Puno y no bailar la diablada, ya sea en el tradicional festival de la Virgen de la Candelaria o en una discoteca confundido entre turistas europeos y americanos. La música alegre penetra en los huesos como la fría helada de los Andes. La batalla entre demonios y ángeles se desata sin piedad.
La diablada nace en el Virreinato del Perú a mediados del siglo XVI en Oruro, actualmente Bolivia. La danza escenifica la lucha entre el bien y el mal, el choque de dos culturas. En 1550 al celebrarse la boda de unos nobles españoles en la región se representó una ‘farsa’ en la que un grupo de diablos, con Lucifer como líder, actúan en una lucha coreográfica y verbal contra una banda alada de ángeles dirigidos por el Arcángel San Gabriel, quienes al final logran imponerse y desterrar al submundo a los diablos.
Desde entonces nació el popular baile que según afirman muchos cronistas fue creado por un grupo de sacerdotes para dar catequesis a los indígenas de la zona altiplánica. La diablada representa el sincretismo que busca unir dos culturas distintas, en este caso la indígena con la española. Se mezclan los ritmos y la cosmovisión andina del mundo. En la colonia, cuando todo aquel que no fuese católico era sentenciado a la hoguera, la diablada dejó de practicarse sin que los españoles pudiesen entender el aspecto filosófico de la danza.
Después de la independencia, la diablada renació como un acto de los pobladores dedicados al ganado y a explotar las minas. Ahora es el acto central de las festividades que se realizan cada febrero en el festival de la Virgen de la Candelaria, conocida en el mundo andino como Mama Pacha, en el cual se hace un pago a la tierra.
Detrás de las máscaras
La música inicia con un suave tono y al pasar de los segundos estalla la alegría. Los diablos hacen su entrada saltando de un lado a otro. Los tridentes son lanzados de brazo a brazo, las máscaras se han apoderado del lugar. Uno de los danzantes grita que para bailar diablada hay que tener corazón y fuerza. El Diablo mayor se distingue por su máscara roja. Los grandes saltos que da son la prueba de su liderazgo.
Acto dos: entran los ángeles saltando por todos lados rodeando a los diablos hasta someterlos. “La diablada es la unión de la cultura andina con la española, tras la llegada de los conquistadores el culto a las vírgenes y santos se hizo común en la región. Pero, este culto se aceptaba porque los santos católicos eran transfigurados en los dioses de los Andes” explica Nelly Huayta, estudiante de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno.
La danza ha llegado al clímax, los diablos les bailan a los ángeles y la china loca ha perdido la cordura por completo. “La china loca es un varón que se viste con una máscara, una pollera y una blusa, es una especie de travestí cholo” dice entre risas Huayta. Este personaje representa a la mujer española que se vestía de forma llamativa en la colonia. “Las españolas usaban las polleras como si fuesen minifaldas, por encima de las rodillas. La china loca es un personaje que deja en ridículo esto” menciona Ricardo Lliarachi mientras agarra su máscara y se prepara para danzar. By Sebastian Ortíz Martínez
UNA LECTURA CRÍTICA DESDE BOLIVIA
Para saber que estamos hablando del mismo tema, solo desde el ámbito del Diccionario de la Lengua española, por Folklore se entiende: costumbres, Mitos y supersticiones, etc. En los pueblos. Y es en este folklor de nuestra patria. En el mes de carnaval, se a hablado mucho sobre “USURPACION FOLKLORICA” de nuestro país por parte del Perú, En los medios de comunicación visual se a hablado sobre algunos mercaderes de folklore en ese país comprometiendo a bandas, bordadores, estudiosos de la danza, incluso familias que radican en el Perú; esto debido a la famosa mundialmente religiosa denominada “ LA CANDELARIA ”.
Efectivamente en LA CANDELARIA , en la ciudad de Puno, República del Perú, se realiza una fiesta Religiosa donde danzan todas las danzas del folklore boliviano y no data de estos años, es de mas de un siglo. Si algún estudioso o entendido folklorista desea conocer este hecho folklórico en su profundidad puede viajar a esa ciudad y visitar la federación folklórica de Puno y ellos pueden mostrarles los conjuntos y danzas que bailan hace mas de un siglo. Pero es bueno esclarecer: folklorista es una persona entendida en folklor, no una persona que baila alguna danza folklórica y se autodenomina folklorista. Para comprender este fenómeno de LA CANDELARIA en Puno Perú, hay que tener presente algunos conceptos y hechos históricos, sociológicos, antropológicos, etc. Que puedan darnos las bases para una sustentación del folklor boliviano.
• Históricamente el Perú y Bolivia tienen una sola identidad, por tener como base de sus sociedades las culturas quechuas y aymaras, por haber pertenecido a una sola sociedad en la colonia, unas veces al virreinato del Perú y otras al virreinato de la Plata.
En el virreinato de la Plata , la ciudad de Puno pertenecía al obispado de La Paz , sociológicamente la ciudad de Puno es uno de los crisoles mas grandes de América de las culturas prehispánica, quechuas, aymaras, urus, lupacas, chiriguanos, etc. Solo en el caso de los Lupacas que habitaban en lo que hoy es la ciudad de Juli (capital del Chuchito) a más de cuatro mil metros sobre nivel del mar.
Los jesuitas se asentaron con la santa inquisición para adoctrinar a los Lupacas que los consideraban como una cultura que escondía el oro, la plata y las minas. Allí estuvieron los jesuitas difundiendo la cultura y la religión durante más de dos siglos.(se le puede recordar por el primer diccionario de aymará – castellano del padre LUDOVICO VERTONIO, que se editó en Juli en 1602). La ciudad de Juli es famosa por sus templos, la llaman también la Roma aymará y es precisamente en esa ciudad donde la iglesia hace la representación de los siete pecados capitales para cristianizar a los Lupacas.
Es uno de los centros culturales donde mas se difunde el “diablo” y no podemos cometer la ingenuidad o torpeza de decir que la diablada es de Oruro, porque la diablada de Oruro no tiene mas origen que después de la Guerra del Chaco, la Diablada originaria no es de máscara de lata, es de yeso, de capa bordada y solo se bailaba en La Paz , lo mismo que la mayor cantidad de danzas y para la virgen del Carmen, no así para el Señor del Gran Poder, pero si alguien preguntara el verdadero origen de la Morenada danza típica de La Paz , no habría duda para señalar a la población de Achacachi, y salta la interrogante, ¿Achacachi es minera?, ¿es un centro religioso católico importante?, etc. Y si lo es hay que demostrarlo, pero es ineludible que se demuestre por qué Achacachi es la cuna de la Morenada ; ¿quizá por ser mañazos? Y este ya es un problema de antropología cultural. Por dar un dato, hasta 1920 en la ciudad de La Paz , en el mercado principal donde hoy se denomina “Calle Mercado”, allí hubo dos bandos divididos entre cholas alto peruanas y cholas bolivianas; las alto peruanas vendían precisamente las cintas y las perlas que tienen que ver en mucho sobre el bordado de los trajes folklóricos, sin olvidarse que el Alto Perú comprende también Arequipa.
• Sociológicamente, estos dos países tienen las mismas costumbres, mitos, supersticiones, etc., solo con algunas peculiaridades que las diferencian pero no en la esencia, por estas y otras cosas es que los dos pueblos se llaman hermanos, no son hermanos por una expresión voluntarista, es por la historia y la cultura el cordón umbilical que los une y los hace hermanos.
• Etnológicamente, los pueblos de la cierra en el Perú y del Altiplano de Bolivia son la cuna de las culturas de los países, allí se desarrollaron las mas grandes expresiones de cultura en América del Sur “Inca y Tiwanacota” y son estas culturas y otras pequeñas mas que estuvieron sometidos por un mismo esclavizador y explotador, el colonizador español.
Uno de los imperios más grandes del mundo medieval; fue sometido tres o más siglos a costumbres, mitos, supersticiones por medio de la religión católica y así nacen todas estas expresiones culturales folklóricas. Hoy es necesario que se investigue el origen del as danzas folklóricas y se explique por qué el Perú danza igual que Bolivia. Lauro Rodriguez Terceros,
director del Ballet Chela Urquidi, Bolivia
Oruro y la diablada boliviana
La Jornada de Reivindicación de la Diablada, a efectuarse hoy 20 de agosto, además de reunir a las cinco diabladas más importantes del país, juntas por primera vez en la plaza Murillo de la ciudad de La Paz, también incluye el seminario-taller “La Diablada Boliviana: Obra Maestra del Patrimonio Cultural de la Humanidad”, y la exposición fotográfica denominada “La Muestra Histórica de la Diablada de Oruro Patrimonio Cultural de Bolivia de la Humanidad”, así declarado el Carnaval de Oruro, por la Unesco, el año 2001.A raíz del caso de una candidata de belleza peruana que anunció ostentar el traje de La Diablada como patrimonio de su país, el ministro de Culturas, Pablo Groux, informó que se analiza apelar a tribunales internacionales para reivindicar que el origen de la danza es boliviano. En representación de Bolivia, la señalada repartición presentó, en una misiva, a la organización del certamen de Miss Universo, una serie de antecedentes que avalan el origen de esta danza y de su traje típico como patrimonio del acervo cultural, folklórico y tradicional de Bolivia.
Las imágenes históricas de esta página fueron obtenidas el año 1950 por el fotógrafo orureño Alberto Tardío Maida
DIFERENCIAS Y SIMILITUDES ENTRE LAS DIABLADAS DE PUNO Y DE ORURO
La danza de la Diablada se hace presente en diferentes fiestas del altiplano, pero las más importantes son la de la Virgen de la Candelaria en Puno (que duran 18 días, 9 días antes y 9 días después de la fecha central, que es el 2 de febrero) y el Carnaval de Oruro (que dura 10 días, entre enero y febrero)
Citaremos las características comparativas, tomadas de diferentes fuentes (en su mayoría del texto de Enrique Cuentas Ormachea: La Diablada: Una expresión de Coreografía Mestiza del Altiplano del Collao.
• Los personajes principales representan a Satanás y Lucifer. En Oruro se les llama “Diablos Reyes”, en Puno se les llama “Diablos Caporales” o “Caporales” (por la vistosa capa que llevan).
• En Puno, el personaje del Arcángel San Gabriel conserva una presencia importante.
• La mujer que representa a la impenitente tentadora de hombres, se llama “China Diabla” en Oruro; en Puno se llama “Cachu Diabla”.
• En la Diablada boliviana está la presencia de algunos animales de fuerza poderosa como el león y el oso. En la Diablada puneña, a estos personajes se suman animales andinos (aparte del gorila, oso, elefante, león, están el cóndor, la llama, la alpaca, el puma), y humanos (“el viejito”, “el mexicano”, “superman”, el “piel roja” –tomados del cine y la televisión-. Destaca de manera particular el “esqueleto danzante”).
• El espíritu de las entrañas de la mina es conocido como Tío en Bolivia y como Muqui en el Perú. Esta figura mítica no es sólo autócotona, sino que imbrinca elementos simbólicos indígenas y europeos respecto al espíritu que habita y señorea en la mina (sobre esto, y sobre el Muqui en las minas de Huancavelica, es valioso el texto de Carmen Salazar-Soler: La divinidad de las tinieblas, Boletín IFEA, vol. 26, N° 3, 1997).
• Las máscaras de los diablos puneños, en un principio solían hacerse de yeso (eventualmente se usaba metal), hoy en día se hacen no sólo de yeso sino de fibra de vidrio. Hasta hace pocas décadas (1960’s, 1970’s) dejaban ver sobre la boca enormes dientes deformes semejantes a los colmillos del jabalí, tanto hacia abajo como hacia arriba. A influencia de artífices bolivianos estos han sido reemplazados por otros de cristal decorado con espejuelos. Los reptiles nativos de las máscaras puneñas han ido dando paso a dragones de inspiración asiática que surgen de los cuernos (se ha explicado esto por la presencia de culíes chinos que fueron traídos para trabajar en la costa peruana en el siglo XIX en condición de cuasi esclavitud; en este caso hablamos de los que fueron llevados a las salitreras de Tarapacá, zona limítrofe con el departamento de Oruro). Estos cuernos, que en un comienzo eran puntiagudos (como los de un toro) o gruesos y romos, fueron dando paso a largos cuernos retorcidos.
• La comparsa de Danza de Diablos performada como Diablada, de fecha más antigua en Puno, es la del Barrio del Mañazo (barrio de carniceros) formada en 1892. Esta comparsa iba fundamentalmente acompañada por sicu-morenos: El Barrio Mañazo al noreste de la ciudad es considerado el más antiguo de Puno, por que sus antecedentes datan del siglo XVII. Al descubrirse las minas de Laykakota el 1° de mayo de 1657, los indios y mestizos de ese barrio estaban dedicados al comercio de ganado y carnes, y fueron los principales abastecedores de este producto a los mineros.
La Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro es también del gremio de carniceros y data de 1904.