miércoles, 23 de septiembre de 2009

BOLIVIA DA EL EJEMPLO Y RECONOCE QUE "EL CÓNDOR PASA" ES UNA CANCIÓN PERUANA. PIDE QUE PERÚ HAGA LO MISMO CON LA DIABLADA Y EL EKEKO

PARA QUE QUEDE CLARO: La Diablada es una de las danzas más vistosas y originales de Bolivia, estas características han hecho que sea muy popular más allá de nuestras fronteras. La Diablada es el símbolo del Carnaval de Oruro, fiesta declarada en el 2001 Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

El director del Museo de Arte de Bolivia, Édgar Arandia –quien ha investigado el tema–, sostiene que el Ekeko tiene su origen en Tiwanaku, pero en la parte del territorio boliviano. El estudioso afirma que se trata de una divinidad de la fecundidad, y no de la fortuna, como es considerada por los pobladores peruanos, pues se ha hallado evidencias antiguas que muestran a la imagen con el miembro viril erguido. Además, “aunque el Ekeko formaba parte de la jerarquía de los incas, su origen no es incaico, sino tiwanacota”.

El ministro de Culturas de Bolivia, Pablo Groux, reconoció que la canción "El cóndor pasa" es peruana, aunque se toca en otros países de la región. La autoridad pidió que Perú haga lo mismo con la Diablada y el Ekeko
"El compositor de esta canción es peruano y aunque existen muchos grupos peruanos, ecuatorianos e, incluso, chilenos que la interpretan, no hay duda de su autoría", afirmó Groux .
El ministro boliviano respondió así a las declaraciones del vicepresidente del
Parlamento Andino, el peruano Wilbert Bendezú, quien denunció esta semana que esa canción es difundida en varios sitios electrónicos de Bolivia como un "referente autóctono del folclore" de ese país.
Los sitios web a los que se refiere Bendezú no son oficiales, afirmó Groux al indicar que "El cóndor pasa", declarada patrimonio nacional de Perú en 2004, fue compuesta por un ciudadano peruano a inicios del siglo XX.
Daniel Alomía Robles compuso esa música en 1913 y la registró legalmente veinte años después, mientras que la letra fue escrita por el también peruano Julio de La Paz.
Asimismo, el funcionario boliviano dijo que su Gobierno no se va a contradecir en esta polémica respecto a la posición que tomó en torno al baile tradicional de "La Diablada" y apeló a la legislación y los organismos internacionales para definir a quién pertenece el patrimonio.
Las disputas por el patrimonio cultural entre Lima y La Paz surgieron por la danza de "La Diablada" cuando se conoció que la representante peruana en el concurso de Miss Universo presentaría esa vestimenta como típica de su país.
Además ambos países se disputan también el origen del "ekeko" o dios de la abundancia e, incluso, de la papa (patata) en un debate en el que han entrado incluso los presidentes de cada país.
Para solucionar estos problemas, el Gobierno del mandatario boliviano, Evo Morales, propondrá a los otros países de la Comunidad Andina (CAN), Colombia, Ecuador y Perú, la creación de un "mapa" del patrimonio inmaterial a finales de octubre o principios de noviembre para evitar este tipo de disputas.
"Aguardamos que esta sea la instancia en la que autoridades del mundo de la cultura de cada país iniciemos un trabajo para realizar una verdadera cartografía del patrimonio inmaterial de la región andina", afirmó Groux.
Las disputas por el patrimonio cultural no son las únicas que distancian a los Gobiernos de Perú y Bolivia, que además se han enfrentado por diferencias políticas e ideológicas y sus visiones sobre el desarrollo.

jueves, 17 de septiembre de 2009

BOLIVIA SUSTENTA EL ORIGEN DEL EKEKO ANTE LA OFENSIVA PERUANA

La Alcaldía de La Paz, Bolivia, ratificó el origen paceño y boliviano del Ekeko y de la Feria de la Alasita y anunció la aceleración del trámite para que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declare a ambas expresiones como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Mientras tanto, autoridades culturales y congresistas peruanos insisten en que este diosecillo prehispánico pertenece a todo el altiplano andino y anunciaron acciones p
ara evitar que Bolivia tenga la propiedad exclusiva a nivel internacional.
La Prensa publicó el domingo pasado un reportaje exclusivo en el que se muestra un monumento al Ekeko en una avenida de Puno, Perú y se reproducen criterios del folklorista César Zenteno, para quien esta efigie es patrimonio binacional.
El martes, el ministro de Culturas, Pablo Groux, recordó a los medios de prensa la intención de postular a esta tradición precolombina ante la UNESCO (anuncio inicial efectuado en 2008), lo que causó la reacción de medios de información y autoridades del país vecino.
Andrés Zaratti, coordinador de la Oficialía Mayor de Culturas, dijo ayer en rueda de prensa que “el Gobierno Municipal de La Paz reivindica al Ekeko y a la Alasita como propios y originarios de esta ciudad, con argumentos y pruebas históricas y arqueológicas”.
Ante la polémica mediática desatada en las últimas horas, agregó: “Por el momento no realizaremos ninguna acción en contra, porque las declaraciones no representan a todo el Perú, ya que consideramos que no es el pueblo peruano sino algunas de sus autoridades e instituciones las que están buscando acrecentar la crisis que se ha generado en los últimos meses”.
Zaratti señaló que un equipo de especialistas del municipio, en coordinación con el Ministerio de Culturas, “está en la última fase de elaboración de la carpeta documental escrita, visual y audiovisual que se requiere para sustentar la postulación ante la UNESCO”.
En la conferencia de prensa de ayer en la Casa de la Cultura, en la que participaron artesanos de la Feria de la Alasita, la Alcaldía expuso decenas de estatuas del Ekeko, algunas de más de un siglo de antigüedad, así como documentos, folletos, libros, fotografías y recortes de prensa que fundamentan el origen tiwanacota del diosecillo.
David Mendoza, técnico de la Unidad de Folklore de la Oficialía de Culturas, señaló que “los peruanos no pueden argumentar que por ser de origen prehispánico el Ekeko también les pertenece, ya que en Puno y otros lugares recién adoptaron esta tradición hace unos 30 años”.
Según el investigador, en la festividad puneña de la Cruz Andina, que se celebra cada 3 de mayo, “se empezó hace pocas décadas a hacer una fiesta de miniaturas como
la Alasita paceña, que tiene varios siglos”.
Mendoza recordó que el Ekeko y la Alasita fueron declarados Patrimonio Tangible e Intangible de la ciudad de La Paz en 1994, y posteriormente, Patrimonio Cultural de Bolivia a través de una ley de la República promulgada en 2004.
Luego de que Mendoza resumiera una serie de documentos históricos que comprueban el origen tiwanacota del Ekeko y su posterior asentamiento junto con la fiesta de la Alasita en la ciudad de La Paz en épocas coloniales (ver detalles en el cuadro de apoyo), Zaratti señaló: “Queremos decirles a nuestros hermanos peruanos que no sigamos con este tipo de disputas, que hay que respetar la historia, las tradiciones y los pueblos y no dejar que se dañe la relación de hermandad que tenemos”.
Bolivia y Perú aún no superan un impasse similar surgido en agosto a raíz de la presentación de Karen Schwarz, reina de belleza de ese país, con un vestuario de diabla en el concurso de trajes típicos de Miss Universo efectuado en Las Bahamas. Aún está en curso una demanda formulada por Culturas ante la UNESCO por apropiación de patrimonio en el entendido de que la diablada es una expresión originaria de Oruro.
La postura peruana
La directora del Instituto Nacional de Cultura de Perú, Cecilia Bákula, dijo al diario El Comercio de Lima que “tanto el Ekeko como la diablada son manifestaciones culturales propias de toda la región del altiplano, que comparten tanto Bolivia, Perú y Chile, y que no se puede decir que pertenezcan exclusivamente a Bolivia”.
En declaraciones a RPP, el congresista Yhonny Lescano, señaló que “el Ekeko tiene su origen en las culturas preincaicas y no es exclusividad de Bolivia, que ahora pretende apoderarse de nuestro patrimonio cultural, tal como ocurrió anteriormente con el baile de la diablada”.
“Que no se pasen los bolivianos —agregó— porque las raíces son del Perú y obviamente nosotros tenemos que defender nuestro patrimonio”.
Además de anunciar para hoy en el Campo de Marte de Puno una marcha de reivindicación de artesanos y agricultores de esa región, el diario Los Andes recoge declaraciones de la congresista Margarita Sucari, para quien “el Ekeko es una representación de la abundancia, la fortuna, la felicidad y es la figura principal de nuestra Feria de las Alasitas que celebramos todos los meses de mayo, como se ha venido transmitiendo de generación en generación”.
Sucari indicó que solicitará que la UNESCO se pronuncie con relación a este tema y que el Instituto Nacional de Cultura adopte una posición oficial en defensa de los intereses culturales de ese país.
Finalmente, también entrevistada por la cadena RPP, Lidia Cortez Ñaca, directora general de la Promotora Cultural de los Andes, manifestó que “el Ekeko pertenece al altiplano y por lo tanto a la cultura peruana y boliviana”.
Para la experta, si bien este diosecillo es una “propiedad compartida”, esto no ocurre con el baile de la diablada, “que es netamente peruano y concretamente de Puno”.
Una artesana afirma que hizo conocer la Alasita en Perú hace 52 años
Julia Camacho, una de las más antiguas artesanas de la Feria de la Alasita de La Paz y miembro de la Asociación Decanos en Miniatura, cuenta que ella y otros comerciantes llevaron por primera vez las costumbres de la Alasita y la efigie del Ekeko a Puno, Perú, en 1957.
“Me siento un poco culpable”, señala Camacho, ante la controversia desatada por el pedido peruano de reconocer a esta tradición como binacional. “A mis 18 años —agrega— junto a mi cuñada fuimos las primeras en sacar las miniaturas, entre ellas el Ekeko, a la localidad de Puno, Perú. Desde entonces han pasado 52 años y nosotros siempre vamos casi cada año, incluso este último mayo hemos ido a vender en la fiesta de la Cruz Andina”. La anciana comenta: “Ellos (los peruanos) ni siquiera conocían al Ekeko y las miniaturas y no entiendo por qué ahora quieren adueñarse”.
También presente en la rueda de prensa convocada ayer por la Alcaldía para ratificar el origen boliviano de la Alasita y todos sus símbolos, Juan Ricaldi señaló: “Tengo 31 años de antigüedad en la feria, cuando cumplí 25 años personifiqué al Ekeko e hice una revista sobre su historia en base a libros que fueron escritos por Ponce Sanginés, Rigoberto Paredes, Arturo Posnansky y Mario Montaño, donde se prueba que todo empezó en Tiwanaku, en territorio boliviano. Me da bronca que el Perú se quiera apropiar de esta nuestra riqueza”.
Un diosecillo tiwanacota que “emigró” a La Paz
Tres historiadores, antropólogos y arqueólogos sustentan en hallazgos de cerámicas y relatos de tradiciones y costumbres prehispánicas, el origen tiwanacota del Ekeko y la fiesta de la Alasita y su posterior culto en la ciudad de La Paz.
En su libro De la tradición paceña, el historiador Antonio Paredes Candia señala que la feria religioso-pagana de la Alasita es una de las más antiguas de la ciudad de La Paz, y en tiempos precolombinos era conocida como la “fiesta sagrada del Ekhakho” y se celebraba durante varios días en el solsticio de verano.
Según Paredes, “la fiesta se impuso hasta la Colonia y continuó hasta que un Obispo la prohibió porque daba lugar a costumbres licenciosas. Recién en el siglo XVIII, Sebastián de Segurola —gobernador intendente de La Paz— la volvió a restablecer trasladando el culto del 20 de octubre (fecha original) al 24 de enero”.
Sobre el Ekeko, originalmente escrito Ekhekho o Ekhakho, el investigador dice que “es un diosecillo kolla pagano que representa la abundancia”. Acudiendo a una investigación de Rigoberto Paredes, afirma: “Se le rendía culto constantemente, cuando alguna desgracia turbaba la alegría del hogar. Su imagen fabricada en oro, plata, estaño, piedra y barro, se encontraba en todas las casas precoloniales”.
En cuanto al origen y antigüedad del símbolo, además de referencias al Ekeko en las crónicas de Ludovico Bertonio, uno de los primeros narradores del Nuevo Mundo, el arqueólogo Arturo Posnansky sostiene en uno de sus libros: “La fiesta del Ekeko ya se celebró en Tiwanaku por los habitantes prehispánicos. Los hallazgos de miniaturas atribuidas al Ekeko en excavaciones en Tiwanaku y el altiplano boliviano confirman esta aseveración”.
La teoría del origen tiwanacota de esta efigie la refuerza Carlos Ponce Sanginés, para quien “las estatuas con forma de un hombre jorobado —de las que derivó el Ekeko— son un paradigma divinizado del rayo, como fenómeno natural al que se le rendía culto”. El especialista dice que las primeras estatuas de jorobados corresponden a las etapas IV y V de la era imperial de Tiwanaku, ente los años 374 y 1187 después de Cristo.
Mas detalles
En agosto, Bolivia y Perú se enfrascaron en una polémica en torno de la diablada.
En el país vecino aseguran que esta danza es orginaria de todo el altiplano.
Similar disputa se libra en relación con el tradicional Ekeko de la Feria de la Alasita.
Tres historiadores comprueban que la efigie se originó en Tiwanaku, Bolivia.
“Queremos decirles a los hermanos peruanos que hay que respetar la historia y las tradiciones”.
Dos parlamentarios y dos funcionarios culturales de Perú reivindican para su país a la tradición de Alasita.





BOLIVIA EVITARÁ POLÉMICA "INFANTIL" CON PERÚ SOBRE PATRIMONIO CULTURAL

El gobierno boliviano afirmó que no ingresará en una polémica "hasta infantil" con el presidente de Perú, Alan García, que defendió el origen peruano de la danza La Diablada y del Ekeko, una deidad aymara, que Bolivia reclama como suyas.
"No puede ser que un presidente de un país entre a una polémica que seguramente requerirá una revisión cultural sobre costumbres, sobre cultura", dijo el vocero presidencial Iván Canelas en conferencia de prensa.
"Queremos dejar bien claro que el gobierno boliviano no va a entrar en una polémica hasta infantil sobre estos temas que seguramente van a ser discutidos en otro nivel", remarcó.
Canelas no quiso dar mayores consideraciones sobre las declaraciones del presidente peruano, en un nuevo matiz de las ríspidas relaciones diplomáticas entre ambos países.
"Cuando dicen, en un extremo extravagante, que el Ekeko o La Diablada no son de aquí, sino de allá (Bolivia), yo digo ¿y cómo se llamaba ese país antes? Se llamaba el Alto Perú, era parte de esto", dijo el martes -en la población de Ayacucho- Alan García, que sostiene constantes roces con su par boliviano Evo Morales.




¿Y SI EL PISCO FUERA CHILENO?

Ya de sobra es sabido a estas alturas el robo descarado de nuestra identidad cultural por parte de los “hermanos” peruanos. Al último ultraje que significó el hecho de que Miss Perú, Karen Schwarz, vistiera un traje de diablo, alegando que es de origen puneño (por tanto peruano), ahora se suma la pretensión de declarar al Ekeko como un diosecillo de origen binacional, cuando el Ekeko es más paceño que la marraqueta o la papaya Salvietti, y que para mayor dato la actual forma de veneración a dicho diosecillo proviene del tiempo en el que Julián Apaza, Túpac Katari, hiciera temblar a la ciudad de La Paz cuando ésta todavía era parte de la colonia española.
Sin ánimos para amargarme la vida, he decidido que, ya que Perú clama por la autoría compartida de muchas cosas bolivianos, nosotros (los bolivianos, claro está), podríamos empezar a “nacionalizar” algunas cosillas del Perú, a saber:
Sucede que el Marito Vargas Llosa había sido pues un llockalla kochala, que después se haya ido al Perú y allí cambiara su nacionalidad ya es otra cosa, pero de que es boliviano, lo es…
Resulta que San Martín, antes de ser de Porres, era pues de Angola e Iriondo, como lo pueden atestiguar varios descendientes de familiares suyos que actualmente radican en Tocaña, en los Yungas paceños…
A estas alturas, el ceviche es nomás pues boliviano, porque actualmente yo camino por las calles de La Paz y El Alto y no hay zona donde se ofrezca comida en la que no haya un local (mejor dicho un montón de ellos) que no nos ofrezca un suculento plato de ceviche, por lo que los bolivianos disfrutamos de una variedad de productos marítimos, y eso sin tener ni medio metro de costa marítima…
Resulta que la Inca Kola está pues a punto de ser nacionalizada por nuestro actual Gobierno del cambio, ya que en sintonía con sus ansias de retroceder a los tiempos del incario, la Inca Kola va a tener nomás pues su lugarcito en nuestra sed, ya que la denostada, neoliberal y proimperialista Coca-Cola será borrada del mapa…
Investigadores sostienen que la Chabuca Granda y su flor de la Canela… ¡son sucrenses!, el rancio abolengo de la ciudad capital de Bolivia es pues la verdadera cuna de tan insigne compositora… nomás tienen que oír la letra “original”: “Déjame que te cuente sucrense…”.
Se ha descubierto que la marinera es pues otra variante de la cueca chuquisaqueña, ya que sus finos pasos y coreografía son propios de la elegancia de este departamento…
¡Ah!, y habría que recordarles a los hermanos peruanos que, ya que han decidido compartir nuestra cultura, que ellos también compartan la suya con la hermana República de… ¡Chile! Y así en esa corriente, a partir de mañana voy a proclamar que el origen del pisco es nomás… ¡chileno!
¡Hey dicho! (Gary A Valenzuela H.)




ESTUDIANTES DE EL ALTO REALIZARAN ENTRADA FOLKLÓRICA EN DEFENSA DEL PATRIMONIO CULTURAL DE BOLIVIA

La Federación de Estudiantes de Secundaria de la ciudad de El Alto en coordinación con la alcaldía realizaran el próximo 26 de septiembre la primera entrada folclórica estudiantil en defensa del patrimonio cultural de Bolivia y por una adolescencia integral, participativa y comprometida.
"La federación de estudiantes de la ciudad de El Alto y la alcaldía van ha realizar la primera gran entrada folklórica estudiantil en defensa del patrimonio cultural de Bolivia", informó a la ABI la responsable de la unidad cívico cultural de la alcaldía de El Alto, Nelva Muñoz.
La responsable de la actividad explicó que hasta el momento se inscribieron 20 unidades educativas de la cual se prevé la participación de 30, además de tener como invitados especiales a colegios particulares.
Muñoz indicó que el premio al primer lugar constará de equipamiento al área de física y química de la unidad educativa ganadora y computadoras para el segundo y tercer puesto.
Finalmente, indicó que la concentración será en la plaza La Paz y tendrá un recorrido por la avenida Juan Pablo segundo hacia el complejo fabril.





LAS DANZAS DEL PAÍS CARECEN DE NORMAS QUE LAS PROTEJAN

El país carece de un registro oficial de las danzas tradicionales bolivianas, que esté avalado por el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (Senapi). Esto se debe a la falta de una reglamentación nacional e internacional que permita la catalogación de la propiedad intelectual colectiva; es decir, de las creaciones de un pueblo.
Ante esta carencia, los países vecinos pueden reivindicar como suyas las expresiones culturales características del país.
“Las danzas no son creadas por una sola persona. Por lo general son manifestaciones de los pueblos y, lamentablemente, en la parte de derechos de autor colectivo se avanzó muy poco en el país y en el exterior”, señaló Javier Escalier, ex director del Senapi. De ahí que “Brasil no registró la samba, Argentina no registró el tango, ni Bolivia la morenada”, dijo.
En esa línea, el investigador del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), Milton Eyzaguirre, lamentó que ante la falta de la normativa nacional e internacional, “en la actualidad Perú puede reivindicar como suya la diablada, la morenada u otras expresiones”.
Hace dos meses se abrió una polémica entre Perú y Bolivia a causa del origen de la danza de la diablada, luego de que Miss Perú se presentase con el traje de este baile en la categoría de Traje Típico en el Miss Universo. Esta medida causó molestia en las autoridades bolivianas. Al impasse se sumó la reciente polémica por el origen del Ekeko, el dios de la fortuna y figura principal de la fiesta paceña de la Alasita, como un elemento del patrimonio andino. El domingo, el vecino país también reivindicó en la capital peruana a la danza de la morenada como una manifestación propia de Puno.
Ante este hecho, el Ministerio de Culturas anunció que buscará modificar la reglamentación nacional para registrar en el Senapi las danzas, la música e incluso los instrumentos creados en el país. “Estamos formalizando una modificación en la reglamentación que permitirá a todas las danzas y expresiones folklóricas registrarse en el Sistema de Propiedad Intelectual del Estado”, explicó el 20 de agosto el ministro de Culturas Pablo Groux, durante la jornada de reivindicación de la diablada.
La autoridad explicó, además, que una vez que se modifique esta reglamentación “se desarrollará un catálogo completo con las danzas folklóricas habituales, pero también con aquellas danzas que forman parte de las fiestas más autóctonas de Bolivia. Se hará el registro de instrumentos y composiciones musicales”, agregó.
Según Luis Oporto, director de la Biblioteca y Archivo del Congreso Nacional, y experto en la protección de documentación, la actual Constitución Política del Estado reconoce las cosmovisiones, la historia oral, los conocimientos y saberes y tecnologías tradicionales como componentes del patrimonio. “A partir de ello, el Senapi debe diseñar un marco legal para regular este tema”.
Según Escalier, el 2007 se organizó un encuentro internacional sobre protección intelectual, por la necesidad de contar con una catalogación. “Hubo un encuentro en Ginebra en el que la Organización Mundial de Propiedad Intelectual instó a los países a desarrollar la normativa para el registro de la propiedad colectiva”.

martes, 1 de septiembre de 2009

EL EKEKO, EL DIOS BOLIVIANO DE LA PROSPERIDAD

El Ekeko tiene su origen en Tiwanaku, que está en territorio boliviano. El Ekeko no es un dios, sino una divinidad de la fecundidad. Tiene varias maneras de representación, en Tiwanaku se lo representaba con el pene erecto, también lo representaban con joroba. El Ekeko formaba parte de la jerarquía que acompañaba a los incas, pero su origen no es incaico, sino tiwanacota. El diocesillo era tan importante en las decisiones de la realeza, que existen cuadros antiguos con la imagen de un enano al lado de las autoridades. El Ekeko era como un “ministro del interior” de la jerarquía tiwanacota y su opinión era bien escuchada por los monarcas. Por esto y por mucho más el Ekeko es boliviano . Los artesanos de Bolivia viajan a otros países y llevan sus productos para lucirlos, ahora esos países (Perú y Chile) quieren adueñarse de El Ekeko y de otras costumbres bolivianas.
Por ejemplo, la festividad de La Alasita en Bolivia se celebra desde hace más de un siglo, en cambio en Puno se la hace desde 50 años.
EL EKEKO EN BOLIVIA.- El Ekeko es el dios de la abundancia en la mitología boliviana andina y del altiplano. Su imagen se vende en los mercados de ese país y goza de gran popularidad sobre todo a fin de año, ya que cada hogar debe contar con un Ekeko entre el Año Viejo y el 24 de enero, periodo del solsticio de verano en el sur. Es en esa fecha donde podemos palpar claramente el sincretismo entre la festividad cristiana y pagana: la fiesta del Ekeko celebrada en el solsticio de verano en el hemisferio sur el 24 de enero fue unida al festejo de la Virgen de la Paz y también al año nuevo según el calendario gregoriano.
La efigie del Ekeko es un pequeño hombre un poco gordo – debemos recordar que es el dios de la abundancia, así que no puede ser delgado – portando el traje tradicional boliviano, con el gorro andino. La estatua del Ekeko, hecha de piedra, cerámica, de hojalata o estaño, madera o incluso hasta plata, se pone en la casa, en algún lugar donde esta deidad pueda estar “cómoda”. No es necesariamente una efigie grande. Las hay desde un tamaño que puede caber encima de una moneda de plata. El hombrecito lleva los brazos levantados a los lados, pues en ellos se le irán colgando las alasitas.
La palabra “alasitas” significa en lengua aymara “cómprame”. Son miniaturas de toda clase de cosas que una persona pueda desear obtener. Una alasita muy común son pequeños billetes, porque la gente necesita dinero para llevar a cabo sus proyectos. Otras alasitas más específicas son: si uno desea viajar, compra una pequeña maleta; si uno quiere comprarse un coche, compra un cochecito; si un campesino desea buena cosecha, compra una alasita de un saco de granos de cereales; si una familia quiere tener siempre comida, compra una alasita de bolsita de arroz; si uno desea tener su
erte en su negocio, pues una alasita de una pequeña tienda. Es increíble la diversidad de alasitas que se venden, y el detalle con que están hechas.
La leyenda del Ekeko data de tiempos prehispánicos. Cuentan los nativos que allá en el Altiplano boliviano vivía un hombre aymara llamado Iqiqu, que además de ser generoso y alegre, emanaba armonía, sabiduría y tranquilidad. Pero con la llegada de los blancos, se acabó esa felicidad, ya que Iqiqu fue perseguido. Los blancos lo apresaron y fue muerto y descuartizado, poniendo las diferentes partes de su cuerpo en distintos lugares, para que no pudiera volver a nacer.
La leyenda toma un cariz político contemporáneo al contar que cuando se reúnan todas las partes del cuerpo del Ekeko, entonces el pueblo aymara renacerá junto con él.






CONTINÚA EL REINADO DEL EKEKO EN LA ALASITA

Bolivia Com. (www.bolivia.com)

Pequeño, casi enano, fuerte (mastuco en lenguaje criollo), de ralos bigotes, fumador empedernido, con lluchu y sombrero, cargado de innumerables productos de la canasta familiar y de otros que también son necesarios para la vida y comodidad de la familia, el Ekeko, ancestral figura de la cultura paceña sigue entronado en la fiesta de la Alasita. Todo se hace a su nombre, nadie compra nada sin pensar en que éste dios de la abundancia (significado castellano de la voz aimara ekeko) lo hará realidad en el transcurso del año.
Dicen algunos historiadores que el Ekeko ya era conocido en el kollasuyo y que a él le daban la categoría de dios; un dios de la prosperidad y de la fortuna. Según esas creencias, el Ekeko se encargaba de llevar al hogar alegría y fortuna y también se encargaba de ahuyentar las desgracias. La historia del Ekeko y de la fiesta de Alasita (voz aimara que significa comprame) no tiene gran cantidad de documentos escritos, pero José de Mesa asegura que habría sido don Sebastián Segurola, gobernador intendente de La Paz, cargo público que ahora se conoce como alcalde; quien dispuso, allá por 1781, que se lleve adelante una fiesta por el hecho de haber salvado a la ciudad del asedio de los indios. Es decir que un acto de gratitud hacia la Virgen instauró el 24 de enero como día de la fiesta del mercado de miniatura, costumbre que los aborígenes tenían desde los antiguos Kollas con el surgimiento del Ekeko.
Al haberse restablecido la fiesta del mercado de miniatura donde se intercambiaban objetos pequeños con monedas de piedra, se fotjó, poco a poco, el culto al legendario Ekeko.
Al Ekeko aún se lo conserva en muchas casa paceñas, aunque su figura es cada vez más, exclusividad de la feria. El Ekeko tiene un lugar especial, casi un ara; es partícipe de las challas y se lo adorna con mixtura y serpentina. En determinados momentos del año se le pone un cigarrillo prendido en la boca; sus creyentes dicen que fuma. Consume todo el cigarrillo y más vale que no se apague a la mitad, porque según la creencia, si esto sucediese, los deseos no serán escuchados. Toda una señal de malos augurios.
Un documento de la Casa de la Cultura de la Alcaldía de La Paz, al referirse a este extraño personaje señala que “los investigadores del período prehispánico y virreinal, han rastreado en el pasado buscando los orígenes del personaje. De las investigaciones de Carlos Ponce, se deduce que Tunupa o Tonopa, a quien también se le llama EKEKO, es un dios prehispánico que posiblemente se remonta al período clásico de la cultura Tihuanacu, (200 A.C – 700 D.C), que ejercía amplio dominio sobre el fuego del cielo y que según otros investigadores como Rowe tenía relación con el trueno y el rayo. Según Teresa Gisbert se puede concluir que Tunupa era un antiguo dios del rayo, la lluvia y las estaciones geotónicas como los volcanes. En lugares como Calcha. Carabuco, la región del lago Titicaca y el altiplano orureño, en que aparece el mito Tunupa, curiosamente hay tradiciones relacionadas con los fenómenos descritos y un volcán de la última región citada, lleva su nombre.”
El Museo Municipal Costumbrista tiene, entre sus riquezas, un ejemplar que representa al Ekeko. La efigie de éste dios, se representó en Tihuanacu como un personaje masculino, jorobado y el sexo en erección.
La presencia de este dios prehispánico, cuyo origen debe ser encontrado remontando los siglos de antes de nuestra era, fue interrumpida con la llegada de los españoles al continente, pero a través de la tradición cultural, su figura, con algunos cambios fue reinstaurada, especialmente por el mestizaje y ahora su presencia, entronizada está, tan firme como hace centenares de años, en la feria de la Alasita.
La fiesta tradicional paceña va dejando sus particularidades para pasar a ser una feria más de compra y venta de artículos.





DESCUBRIENDO EL MISTERIO DEL EKEKO

La Palma interactivo (www.lapalmainteractivo.com)

Herramientas, comestibles, muebles, lavadoras, y hasta computadoras en miniatura son algunos de los obsequios predilectos que los pobladores de La Paz, Bolivia, obteniene cada 24 de enero, para complacer al "Ekeko", con la esperanza de que la pequeña deidad cumpla sus más fervientes deseos.
Conocido como el "dios de la abundancia," el Ekeko es un gracioso hombrecillo, rechoncho, pícaro y fumador, altamente venerado en Bolivia y en algunas regiones de Perú y Argentina.
Aunque su imagen suele variar, es fácil encontrarlo cargado de cosas, atavi
ado de su multicolor vestuario tradicional boliviano, con todo y lluchu (una especie de capucha de hilo) y sombrero.
Algo muy peculiar de este personaje es precisamente la enorme cantidad de productos y objetos de la vida cotidiana que cuelgan de sus ropas, y el cigarrillo que permanece humeante entre sus dientes.
El Ekeko es una figura ancestral de la cultura incaica, venerada desde siglos antes de la Conquista. Sus seguidores le adoraban, pues se creía que, como el dios de la prosperidad y la fortuna, ahuyentaba la desgracia de los hogares y atraía la fortuna.
Se piensa que existía y que se originó dentro de la civilización Tihuanacu, la cual habitaba en la zona del Altiplano y el Lago Titicaca. Al llegar los incas, estos adoptaron la imagen, y la convirtieron en una importante deidad de la fertilidad y la buena suerte.
En sus inicios, el Ekeko era de piedra, jorobado, tenía rasgos indígenas y no llevaba ningún tipo de vestimenta; su desnudez era símbolo de sus poderes de fertilidad.
Durante la colonización, los españoles intentaron erradicar su devoción, pero los indígenas se resistieron. Eso sí, la imagen sufrió ciertos cambios, entre ellos, su desnudez fue cubierta y sus rasgos alterados, ahora más mestizos.
La Iglesia Católica también intentó prohibir su culto, y al no lograrlo, aceptó al Ekeko como parte indeleble de la cultura boliviana.
Hoy en día, quizá muchos de sus fieles no recuerden sus orígenes, sin embargo, creen ciegamente en su "amistad" y en sus "milagros".
Y es que al Ekeko se le atribuyen diversos "poderes". Además de buena suerte, se cree que el simpático personaje es capaz de materializar los deseos de las personas si estos le obsequian un ejemplar en miniatura de los mismos.
Muchos tienen en sus hogares un Ekeko, sobre todo las personas de pocos recursos. Con la esperanza de que su amigo Ekeko resuelva sus problemas y mejore su situación económica, ellos a cambio lo consienten, adornan su entorno con billetes y monedas en miniatura. Además, satisfacen el gusto de su amigo por el cigarro, al mantenerlo siempre humeante, teniendo cuidado de que se apague antes de llegar a la mitad, ya que esto le causaría un disgusto al hombrecillo, y resultaría en un mal augurio.
Pedirle favores al Ekeko es cuestión de cada día para los bolivianos, pero el 24 de enero, la práctica se intensifica. En esta fecha comienza la celebración de la Feria de Alasitas, una feria de miniaturas artesanales, inspirada y creada precisamente en torno al diminuto "dios de la fortuna, la alegría y el amor".
Aquellos que quieran mimar a su hombrecillo acuden a la feria en La Paz, para adquirir todo tipo de minúsculos objetos, todos aquellos que se desean obtener durante el año.
Para el amor, se obtienen miniaturas de gallos y gallinas, símbolos de la pareja ideal.
Las miniaturas suelen ser de cerámica, pero las hay de metal y hasta de piedra, y pueden ser desde automóviles, electrodomésticos, y víveres, todas pequeñas obras de arte, reproducciones exactas de los objetos reales.
Todos estos pequeños bienes se adquieren y luego, al mediodía del 24, se ch'alla, se acude a la "bendición" de los objetos por personas especializadas que rocían alcohol, vino y hasta pétalos de rosa sobre ellos para que los deseos de sus dueños se hagan realidad.
Muchos, después de este ritual, acuden a las iglesias católicas donde sacerdotes se encargan de bendecir a las personas con agua bendita.
Los bolivianos regresan a sus casas y con fervor, cuelgan las miniaturas en los hombros del hombrecito y encienden su cigarrillo, con la esperanza de que este cumpla sus peticiones.
Es así como una tradición prehispánica ha logrado sobrevivir el paso del tiempo, y permanece vigente, manteniendo vivas el encanto y la esperanza de un pueblo que ha encontrado la manera de vivir con humor y alegría a pesar de la adversidad.





EL DIOS BOLIVIANO DE LA PROSPERIDAD Y LA ALEGRÍA, SEGÚN LA TRADICIÓN, CONCEDE DESEOS A CAMBIO DE MINIATURAS DE LAS PETICIONES

El Periódico de España (www.elperiodico.com)

El solsticio tiene en Bolivia su gran momento fetichista. Llegó la hora de pedir y esperar el milagro. Nadie mejor que el Ekeko para poner a prueba la consistencia de los sueños. El Ekeko es el dios de la abundancia, la fecundidad y la alegría. Y aunque tuvo su origen entre los Tiwanaku, milenarios habitantes del altiplano y las orillas del lago Titicaca, hoy su preferencia atraviesa las clases sociales y llega hasta el mismo Estado.El Ekeko es representado como una persona sonriente, y con algunos kilitos de más. La estatuilla es vestida con ropas típicas y carga una gran cantidad de bultos: alimentos y otros objetos de primera necesidad. En la boca tiene un orificio que permite introducirle los cigarrillos encendidos que se reclaman como ofrenda. El Ekeko, dicen, creen, pregonan en las calles paceñas, es capaz de conceder los deseos de sus seguidores. Pero no gratis. Hay que ofrecerle, a cambio, un regalo a pequeña escala de lo que se quiere. Estas miniaturas reciben el nombre de alasitas.
Euros de barro
La deidad recibe una copia en miniatura, por lo general hecha de cerámica, de una casa, un automóvil, electrodomésticos, títulos universitarios, un pasaporte y, claro, billetes. Los euros hechos de barro son ahora los preferidos. "El boliviano y el dólar se están devaluando", explica María Teresa Aguilar, vendedora de talismanes.En la feria de las alasitas, sobre las avenidas Simón Bolívar y Camacho de La Paz, se venden las artesanías requeridas para el ritual. Abre cada 24 de enero y, a lo largo de tres semanas, más de 2.000 artesanos ofrecen toda la variedad de imágenes que se despliegan en la imaginación de los bolivianos.
"Las alasitas y el Ekeko sintetizan esa esperanza que tenemos los bolivianos", dijo el vicepresidente Álvaro García Linera en la ceremonia de apertura de la feria. García Linera hizo allí saber cuál era su anhelo. Quería que le regalen nuevamente una gallitina, el objeto que se necesita para conquistar el amor. Las aves de cerámica que le había regalado en el 2008 el presidente Evo Morales no surtieron efecto. "Espero que, ahora sí, las gallinas cumplan lo que tienen que hacer", dijo.
Para que las esperanzas depositadas en las alasitas se hagan realidad, hay que rociarlas con alcohol o vino, pétalos de flores, sahumerio (!fragancias hindús al servicio de la utopía altiplánica!) y oraciones que mezclan tradiciones ancestrales y católicas. El Ekeko, recomiendan además, debe estar acompañado. Le gustan las cholitas y las negritas. El tótem debe ser puesto en un lugar especial, por ejemplo la sala o el dormitorio. "No le enciendan velas. Lo único que no debe faltarle es un cigarro los viernes", se insiste. El Ekeko no puede comprarse: debe ser regalado por alguien. Se aconseja cambiarle su prenda todos los años.Hay quienes siguen el ritual convencidos y al pie de la letra. Están los que lo hacen por las dudas. Y abundan los escépticos. En un reciente artículo publicado por Los Tiempos, un diario de Cochabamba (centro), queda la constancia de ese desencanto.
Decepciones"No se fíe de los ekekos", dice el autor de este manifiesto de la incredulidad. "Después de 50 años de matrimonio, durante los cuales le prometí a mi esposa prosperidad, ahora vivo de las remesas que me envía desde España, y cuando estas fallan vivo de la plata que me prestan algunas cholas generosas", añade. El hombre recuerda que cada 24 de enero, el Día de la Alasita, su esposa lo acicalaba, le recortaba el bigote, igualaba sus frondosas cejas, y él, a tono con las expectativas, se calzaba sus mejores zapatos con tacones cubanos. La pareja iba dichosa a la feria de miniaturas, confiada en que luego el Ekeko los llenaría de abundancia. Pero un día, dice el hombre que ya no cree en milagros, su esposa se convenció que el Ekeko "era un impostor", hizo las maletas y se fue a Zaragoza.
Las muestras de decepción se alternan en la prensa boliviana con pruebas contundentes de eficacia totémica: las miniaturas dejan su estado inanimado para dar prueba de los poderes de la deidad. A los ruegos individuales se le suma ahora uno colectivo. Que la Constitución de Morales sea algo más que una ficción jurídica y traiga la felicidad prometida.
Cuentan que ya circulan alasitas de la Carta Magna a las que se encomiendan los creyentes de la refundación boliviana.